En el cauce del río asfaltado frenó de golpe el land rover de lujo y todos los que estábamos presentes nos abalanzamos sobre el coche. No éramos más de tres. Creíamos que el coche iba a explotar en breve y cuando parecía que no había nadie dentro, de su interior logramos sacar a un chaval que aparentaba más años de los que realmente tenía (25) y que salió corriendo a toda velocidad hacia la valla que separaba la carretera del acantilado.
No sé cómo, pero conseguí alcanzarlo. Eso sí, cuando ya había saltado la cerca. A través de los alambres (tampoco sé muy bien como) conseguí abrazarlo fuertemente. Su intención era clara como el agua que esperaba bajo el acantilado. Se quería suicidar. Seguía abrazándole intentado transmitirle todo el cariño y calidez que mis progenitores me habían transmitido a lo largo de los años y a los que a él un padre rudo y tosco había negado siempre por principios.
El abrazo duró lo suficiente como para que olvidara el motivo de su carrera hacia el vacío. Ya en casa sano y salvo le iba a enseñar un libro en el que se podían comprobar los sonidos de los animales que poblaban las diferentes selvas pulsando sobre ellos. Cuando le iba a enseñar el mono aullador y me dirigía a la silla donde estaba sentado, me lo encontré panza arriba y es que se había transformado en un gato sin pelo (no logré saber si era porque era un bebe o a causa de su raza) que me ofrecía su barriga para que la rascase, como símbolo total de confianza. Mientras le rascaba la panza vi una pequeña cicatriz en ella.
- "Cuando era pequeño maté un ratón -es lo que hacemos los gatos-, y este fue el premio que me llevé de mi padre por la hazaña…"
Mientras, en la televisión, Belén Esteban y Vicky Martín Berrocal en un plató trepaban por una pared, con un brazo en alto a modo de antena, para intentar invocar al espíritu de Franco, descojonándose de la risa simultáneamente…
Al despertarme esta mañana, he recordado que antes de este sueño, tuve otro en el que me liaba con Rafa Nadal y alguien me mordía las rodillas… pero este sueño está a kilómetros luz de interés de la historia del gato suicida (ex suicida, para ser exacta).
No sé cómo, pero conseguí alcanzarlo. Eso sí, cuando ya había saltado la cerca. A través de los alambres (tampoco sé muy bien como) conseguí abrazarlo fuertemente. Su intención era clara como el agua que esperaba bajo el acantilado. Se quería suicidar. Seguía abrazándole intentado transmitirle todo el cariño y calidez que mis progenitores me habían transmitido a lo largo de los años y a los que a él un padre rudo y tosco había negado siempre por principios.
El abrazo duró lo suficiente como para que olvidara el motivo de su carrera hacia el vacío. Ya en casa sano y salvo le iba a enseñar un libro en el que se podían comprobar los sonidos de los animales que poblaban las diferentes selvas pulsando sobre ellos. Cuando le iba a enseñar el mono aullador y me dirigía a la silla donde estaba sentado, me lo encontré panza arriba y es que se había transformado en un gato sin pelo (no logré saber si era porque era un bebe o a causa de su raza) que me ofrecía su barriga para que la rascase, como símbolo total de confianza. Mientras le rascaba la panza vi una pequeña cicatriz en ella.
- "Cuando era pequeño maté un ratón -es lo que hacemos los gatos-, y este fue el premio que me llevé de mi padre por la hazaña…"
Mientras, en la televisión, Belén Esteban y Vicky Martín Berrocal en un plató trepaban por una pared, con un brazo en alto a modo de antena, para intentar invocar al espíritu de Franco, descojonándose de la risa simultáneamente…
Al despertarme esta mañana, he recordado que antes de este sueño, tuve otro en el que me liaba con Rafa Nadal y alguien me mordía las rodillas… pero este sueño está a kilómetros luz de interés de la historia del gato suicida (ex suicida, para ser exacta).
Oyeeee... ¿pero que cenas por las noches para soñar esas cosas? jajajaja...
ResponderEliminarAlguna cosa en mal estado fijo!!!!! XDDDDDD
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