Hace poco en mi empresa han contratado a un becario para el departamento de informática y ya se ha incorporado y hasta viene en bermudas a trabajar. Qué envidia! Durante el proceso de selección pasaron varios por aquí y el informático les paseaba y les hacía preguntas. Yo a la mínima que podía le sugería que no tuviera tan en cuenta sus conocimientos y que se decantara por el más guapetón que si no solucionaba problemas por lo menos me alegraría la vista.
Una mañana vino un señor con él de unos cincuenta y tantos y me empezó a preguntar sobre mi ordenador, el sistema operativo, los programas y tomaba nota. Se despidió con una sonrisa y desapareció junto a J. (me gusta poner iniciales a los nombres!)
Unos minutos después en la sala de fumadores coincidí con mi hermana S. (jjiji) y mi compañera y amiga S. Allí después del ansia de encender el cigarrito les comenté la visita que había tenido. “Ha venido con J. un señor y mira que a esa edad tenga que buscar faena de becario me ha dado una pena. Ojalá le cojan aunque no sea guapo ni joven…” y pegué otra calada. De repente las miro y las dos con ojos de plato… “Pero tíaaaa que ese no oposita para becariooooo. Es un asesor supermegadelahostiaelitistadelcagarse… Una eminencia en su campo, vamos… Si es queeee. ¿De verdad creías que era un becario?” Y se partieron de la risa. Yo les aclaré que cosas más raras se han visto y que las reestructuraciones están a la orden del día. “Ya, ya pero mira que pensar que era un becario jo jo jo jo jojo”.
Pues hace unos minutos me ha metido mano a la máquina, me ha preguntado mis problemas (informáticos), me los ha solucionado (un sol) y con la misma sonrisa de la primera vez se ha vuelto a ir a otra máquina a solucionar problemas... Breve visita la del Levinsky y es que la sala de fumar tiene eso que a parte de despellejar (los pulmones quiero decir)... también se rebautiza.