Volvía a mi hotel, cruzando una calle paralela a la Castellana, cerquita del Bernabeu. Y pasó delante de mí. Su porte elegante, pañuelo al cuello, su bastón… Lo tuve a dos palmos. No había nadie en la calle. Podría haberle alcanzado, podría haberle hablado, pero me quedé parada, quieta, viendo cómo se alejaba, cómo se iba haciendo pequeño y desparecía dejando sólo su halo en mi retina. Seguí parada allí, clavada al asfalto y empecé a maldecirme, por no haberme acercado. Él era Antonio Gala y yo tenía 22 años. Si me dieran unas horas para compartir con quién yo quisiera que estuviera vivo, sería él quien encabezaría esa lista, pasando por delante incluso de mi futuro cuñado Enrique Bunbury..
Ayer le vi en Antena 3 con Buenafuente, (que alegría que el resto de la península también podáis disfrutar de este crack irónico televisivo. Andreu eres un genio). Volví a pensar en ese instante en mis madriles de mis amores. ¿Qué le hubiera dicho? ¿qué hubiera dicho? Hoy me hubiera puesto de rodillas y le hubiera pedido permiso para besar sus manos, le hubiera dicho que es delicatessen en estado puro, que convierte en oro los minutos que regala con su presencia, que yo nunca tiraré la toalla aunque la mía todavía sea de baño extragrande y no de bidé como aseguró que es la suya ahora. No sé que le diría, pero le hubiera parado. Con qué gracia y medio timidez de alumno bien amaestrado corrigió a los Estopa. Buenfuente les preguntó: ¿conocíais a Antonio Gala? Uno de los hermanos dijo tímidamente que se habían visto entre bambalinas medio titubeando. Gala dijo muy concentrado y en bajito: Nooo, teníais que haber dicho que habías oído todos mis discos y yo os tenía que contestar que yo había leído todos vuestros libros. “Ya, maestro, pero no me he atrevido”. Soltó el cantante con una timidez que jamás hubiera yo imaginado.
Lo tengo claro. Antes de que yo me muera tengo que verle de nuevo. Él no tiene problemas porque sea tarde o muy tarde porque los dioses nunca mueren.
PD: Andreu Buenafuente tiene su propio blog: Haz click en Diario