jueves, diciembre 28, 2006

Feliz 2007... a soñar lejos de la tristeza



A mi, que no podía ver ni una cama de hospital en las películas, después de lo de mi padre, me ha tocado pasar dos veces por quirófano este año. Me ha tocado hacerme a la idea de muchas cosas y ser consciente de otras tantas. Haciendo balance, a pesar de todo, no diría que ha sido un año malo. Ha sido un año doloroso, pero como me decía a mi misma el dolor no es eterno y así es. He disfrutado mucho de mi madre y de los que me quieren. He aprendido a valorar ciertas cosas y a prescindir de otras innecesarias. He conseguido que la tristeza no anidara en mi, ni en los peores momentos y con eso me quedo.

Para el 2007 os deseo que también podáis soñar lejos de la tristeza. Mucha salud, mucho amor, muchos sueños que cumplir y porque no muchas canciones para compartir. ¡A soñar!

lunes, diciembre 18, 2006

Barcelona nudista: El hombre del cascabel en el nabo...

Un día a mediados de este caluroso otoño, Lara Croft acompañaba a nuestra madre a hacerse unos análisis. Caminaban por la plaza Urquinaona a las 8 de la mañana y nos llamaron por teléfono. Risas al otro lado del móvil. Más risas y más carcajadas. No dilo tú. No que me da la risa. Cuando por fin pudieron hablar nos contaron que acababan de cruzarse con un chico en pelota picada por la calle que llevaba un cascabel en la puntaelnabo y el nabo envuelto en una redecilla transparente y por detrás lo único que llevaba era un tatuaje en forma de calzoncillos negros. Qué fuerte, qué fuerte.

Cuando me pasaron a Lara tenía una pregunta que me intrigaba desde el primer momento que me contaron su encuentro con el hombre del cascabel… ¿Iba descalzo? De fondo, hoy como mi madre decía, anda ya con el peazo rabo que se calza como para mirarle los zapatos estábamos.

Un domingo por la tarde, paseando por Las Ramblas, Lara, Bailarina y Trinity volvieron a coincidir con el misterioso hombre del cascabel. Esta vez llevaba una riñonera. Supongo que con el dinero para tomarse una cervecita. Cuando volví a preguntar sobre mi duda existencial… ¿llevaba zapatos? Su respuesta no me aclaró mis dudas: Sólo te puedo decir que esta vez no llevaba malla. Los pies… ni mirarlos vamos. Pues nada que si alguien en Barcelona se encuentra con el hombre del cascabel que haga el favor de confirmarme si va descalzo o no, que lo de que está bien calzado de cincotroncho ya lo sé.

Actualización:

CONFIRMADO EL SEÑOR DEL CASCABEL VA CALZADO.

miércoles, diciembre 13, 2006

Intrusos…

Son las dos de la madrugada y no puedo irme a dormir. Tengo miedo y no sé cuándo podré superarlo.

Ayer a las cuatro de la madrugada estaba soñando que estaba en una pista de basket al aire libre, con más gente, corriendo en círculo y con unas monedas y unas extrañas apuestas. Mi marido ganó la partida. Me desperté sobresaltada al oír como alguien intentaba insistentemente abrir la puerta.

Siempre dejamos la llave puesta y hacía el mismo ruido que cuando estoy sola y mi marido mete la llave y se encuentra con la llave al otro lado de la cerradura. ¡¡J. despierta están entrando en casa!! De repente oigo unos puñetazos seguidos en la puerta. Oigo perfectamente cómo la aporrean. A oscuras, pensé que mi marido había salido corriendo y había aporreado la puerta para que se marcharan. Pero cuando grité su nombre y di la luz. Todavía estaba en la cama. Entonces, gracias a las piedras que bordean la entrada principal, oí perfectamente a una persona que corría hacia el jardín. Llamé a la policía y en diez minutos estaban con las linternas en la zona de la piscina. Miraron a ver si habían petado la cerradura, pero no les dio tiempo. Sólo se ven unas ralladuras cerca del paño y por la mañana comprobé unas marcas de grasa en la puerta. Solo al recordarlo me pongo a temblar. ¿Qué hubiera pasado si yo no tuviera el sueño tan ligero?¿Si hubieran entrado y comprobado que no tenemos ninguna caja fuerte con millones dentro? Si hubieran comprobado que la tele no es de plasma y que lo más valioso que hay en mi hogar ni se compra ni se puede quitar, ¿cómo hubieran reaccionado? El miedo que ahora me aterra no está en esas preguntas, sino en si lo volverán a intentar.

Quiero pensar en positivo. Hasta esta noche en el café hacíamos bromas con Lara, Sufumu, Trinity y Bailarina. Que si deja la plancha encendida en la mesita y si entran les arreas. Que mire usted señor policía a ver si puede despegar esta pestaña y comprobar el ADN que huele a churruscao. Que vamos a ver solo en casa. Que pongamos cepos y hasta nos hemos reído por un momento.

Quiero pensar en positivo, que hemos tenido suerte, que otras personas no se despiertan, que acaban en el hospital y que algunas en otros sitios peores. Pero esos pensamientos no permiten que tiemble cada vez que el aire mueve las ramas de los árboles. Se me hace difícil olvidar los ruidos de las llaves y los puños en la puerta. Ahora compraría las pastillas que vendían en Tokio ya no nos quiere y poder borrarlo de mi cerebro, pero no puedo. De momento lo único que puedo hacer es estar frente al ordenador con juegos de escape room que tan viciada me tienen últimamente y concentrarme en la contraseña que abre la puerta o en qué lugar permanece escondida la llave que me dará la victoria. Cuando el cuerpo no resista me iré a leer en la cama. Intentaré descansar el cuerpo, aunque dudo que el alma lo haga.

jueves, noviembre 23, 2006

Matrix... (II parte)

Matrix… (II parte)

He vuelto a trabajar, a medio gas, hasta cuando aguanto y todo va volviendo más o menos a la normalidad. He vuelto a coger los pinceles y una tarde a la semana comparto risas y alucinaciones aguarrísticas con Samarkanda y Trinity… y he vuelto a volar y a aterrizar.

Lo mío con RENFE roza lo perverso. Tren, estación, prisas = jostión asegurado. Estación de Llavaneras, 7 am, tren que aparece, segundos de reflexión, lo pierdo, lo pierdo, lo pierdo… Orden al cerebro: Corre. De nuevo empieza la visión en cámara lenta. Zas, zas, zas, zancadas, pelo al viento, enredamiento de botas con falda y aterrizaje forzoso.

Me levanto como puedo, con la dignidad perdida en el asfalto, sin poder evitar los lamentos ayyy ayyyy ayyyyy qué dolor, que leche, ayyyyyy. Ayyy ayyy… Lo peor de todo es que mis ojos ven como se cierran las puertas del vagón y lo pierdo.

Me siento como puedo y compruebo los daños colaterales. Las palmas de las dos manos sangrando, una rozadura en la cadera y un dolor de todo el cuerpo que me llega hasta las muelas. Mis estigmas y una servidora nos montamos en el siguiente tren. Después vienen las curas en el trabajo, las vendas, los escozores y el dolor de huesos.

Al día siguiente cuando Lara me vio las heridas casi le da un pasmo y me arrastró a urgencias. Diagnóstico: Quemaduras de primer grado en ambas manos por abrasión.

Ya lo dicen las autoridades sanitarias: ¡correr para coger el tren perjudica seriamente la salud!

martes, abril 25, 2006

No más mentiras…

Me costó mucho entender porqué mi madre no nos dijo el estado tan avanzado del cáncer que padecía mi padre. Poco podía imaginar ella que la doctora sería tan bestia y cuando le preguntáramos que cuándo empezarían con la quimio tras la operación nos iba a soltar que qué quimio, si no había nada que hacer, que tenía metástasis por todo el cuerpo… el golpe fue muy duro.

Ahora precisamente la entiendo perfectamente y yo sin darme cuenta estaba cayendo en el mismo error. Ahora sé qué mecanismos se disparan para ahorrar sufrimiento a los que te rodean… y no son necesariamente los mejores. Cuando fui a por los análisis y vi los marcadores tumorales Ca 125 y el 19,9 disparados, lo primero que hice fue llamar a la enfermera de oncología para decir que cuando mi madre fuera conmigo a la visita no le dijeran nada que le hiciera sospechar algo parecido a lo de mi padre y le hice prometer a Sufumu que no le diría nada a Lara.

La Sufumu nerviosa, la Lara nerviosa por lo que se imaginaba, mi madre aparentando normalidad… todo era una situación rara y se me encendió la luz. Para qué ocultar nada que luego van a saber y de golpe. Así que decidí no hacerlo. En el TAC que me hicieron han salido adenopatías en el torax, de ahí la sudoración nocturna que tengo, y hay dos marcadores tumorales que han salido positivos. Cuando me operen tendrán que extraer un ganglio y hacer biopsia. Para saber si los quistes de los ovarios son malos o buenos no habrá que esperar. Lo sabrán al abrir.

Por fin conseguí saber cuál es el temor de Lara. Tiene miedo a que cuando me operen le digan lo que le dijeron de mi padre. La pude tranquilizar. Yendo a malas, lo único que pasará es que se encontrarán con un cáncer linfático que es de los que más buen pronóstico tienen.

No me quiero llevar más sorpresas, ni quiero que ellas vuelvan a pasar por lo mismo. Para las buenas noticias todo el mundo está preparado, es mejor saber que cabe la posibilidad de que también se tengan que asumir malas.

Estoy serena, extrañamente serena. Sé que no es mérito mío. Me siento igual de tranquila que el día de mi boda, cuando noté a mi padre tranquilizándome, cuando no dejó que estuviera triste. Me siento fuerte, positiva y esta última semana un poco nerviosa. Nerviosa porque nunca me han operado, por saber si tendré dolor, por saber que habrá gente fuera del quirófano sufriendo por mi.

Lo único que llevo realmente mal es su dolor y su tristeza, porque como muy bien me hizo ver mi marido, te preocupas mucho más cuando lo que le está pasando es a alguien que quieres que cuando te pasa a ti mismo o al menos es mi caso. Creo que no tendría la fuerza que tengo, ni la alegría, ni la serenidad, si la persona que tuvieran que operar fuera uno de ellos. Vayan como vayan las cosas sé positivamente que saldré adelante. Lo más importante no me falta: su cariño.

martes, abril 11, 2006

Vete haciéndote a la idea…

Siempre me ha costado hacerme a la idea de ciertas noticias. No me hacía a la idea de que a mi padre le quedaba poco tiempo de vida. No quería. Él saldría adelante como lo había hecho mi madre en tantas ocasiones en las que los médicos nos decían que nos fuéramos haciendo a la idea…. Y precisamente ahora me toca hacerme a la idea en primera persona. Por primera vez en mi vida ya me he hecho a la idea.

Me he hecho a la idea de que a partir del próximo 2 de mayo, cuando me extirpen quistes y los ovarios y la matriz…, no podré parir esa hija que tanto me hubiera gustado tener o cuatro si me tocaba la lotería.

Ya me he hecho a la idea... Sólo espero no tener que hacerme a la idea de más cosas en los próximos días...

martes, marzo 28, 2006

Aquí no se puede…

Esta mañana en el tren no tenía ganas de leer… me ha dado por observar. Sentada, con la cara somnolienta, una chica reposa su cabeza en el cristal. Le suena el móvil. Da… Daa.. justrak osko daski. Da. Jostro? Jostro? Mira su móvil y cuelga. De repente su mirada coincide con la de un señor, que lleva un bocadillo envuelto en una bolsa de plástico sobre sus rodillas. Está sentado en el asiento diagonal frente al suyo.

Estos dos se conocen. Creo haber visto una mirada retenida, un amago de saludo. No se vuelven a mirar. Fijo que se conocen. Sube al tren una chica rubia, parece una oficinista. Se coloca de pie junto al señor del bocadillo. ¿Le ha saludado? La pelirroja hace una seña a la oficinista para que ocupe su asiento. Cuando la chica del móvil pasa delante del señor del bocadillo, éste le dice… ¿Te bajas en Premià? No, hoy voy a Vilanova. Creo que he oído mal. Este tren no va a Vilanova. Igual ha dicho Badalona, pero faltan más de cinco paradas para llegar.

La chica del móvil está ubicada frente a la puerta dispuesta a abandonar el tren, pero no lo hace y ya han pasado dos paradas. El señor del bocadillo se levanta. Estrena un paquete de tabaco y tira el plástico en la papelera. Muy acelerado, con prisa. Rápidamente saca un cigarro y se lo ofrece a la chica del móvil. Ella contesta con voz clara, con ligero acento eslavo, con nitidez, con un aire que no sabría definir… Aquí no se puede… Él dice algo, pero no logro oírle. Ella se guarda el cigarro en el bolsillo de su chaqueta. Los dos están frente a la puerta. Antes de bajar el señor del bocadillo se acerca y le dice algo en voz baja, justo antes de abandonar el tren. Ella permanece en el mismo lugar. Preparada para bajar, pero sin llegar a hacerlo.

Me entretengo observando las tripas del bolso de la exvecina de asiento de la chica del móvil. Un monedero de cuero sin cremallera con clinexs dentro. Otro monedero que contiene una cajita de chicles de regaliz. Un estuche blando de piel con su pluma dentro. Cambia el contenedor de tinta por otro. Se pone una gotas. Guarda los pañuelos. Cuanto orden en ese bolso. Me dan ganas de bucear en él. Nada que ver con las sorpresas que guarda Lara en el suyo… Lo cierra.

Cuando vuelvo a mirar hacia la puerta la chica del móvil ya no está. ¿Se habrá bajado en Vilanova? ¿Habrá encendido el cigarro que le regaló el señor del bocadillo? ¿Alguien da algo por nada? Lástima, ya no lo sabré.

Al abandonar el tren, caminando hacia mi trabajo, una frase martillea mi cabeza: “Aquí no se puede… Aquí no se puede… Aquí no se puede” y me di cuenta de que lo que albergaban esas cuatro palabras estaba resumido en una... tristeza.

lunes, febrero 20, 2006

Mi muerte...

A los 18 años me hice donante de ojos y ese mismo día me robaron la cartera, con el carné de donante dentro. Entonces lo fui diciendo a quienes me querían por si llegaba el momento que supieran que era donante de ojos. Luego más tarde decidí que quería donar todo lo que se pudiera aprovechar (riñones, pulmones…) y también lo dije para que lo supieran… pero quitando estas breves conversaciones sobre ese día, nadie de los que me rodean quieren hablar del tema. Mi marido me manda callar, mis hermanas me mandan callar y me ponen mala cara y a mi madre ya ni se me ocurre hablarle del día que yo me muera.

No tengo miedo a morir (como ya os dije hace tiempo), aunque eso no quiere decir que quiera que llegue ese momento. Creo que lo que me espera después no es bueno ni malo, algo así como cuando dejas de respirar por unos segundos que no piensas en nada. También estoy convencida de que el trance entre esta vida y lo desconocido es agradable, por lo que mi madre vivió en primera persona hace años.

El párroco que ofició el funeral de mi padre dijo una gran verdad… En el mundo occidental no estamos preparados para la muerte. Es algo por lo que todos tenemos que pasar. Igual que nacemos llegará un día en el que nos tengamos que marchar para siempre.

Yo estoy preparada. Los que me rodean saben que les quiero, se lo digo y demuestro bastante a menudo. ¿Pero lo están ellos? A mi me gustaría que sí que lo estuvieran y por eso quiero que sepan que, llegado ese momento, …

… me gustará que estén un poco tristes (sólo un poco), pero que enseguida se les pase y que empiecen a recordar todas las risas que hemos compartido. Que no me olviden y cada semana tengan un pensamiento para mi, de esta forma seguiré viva en sus corazones. Que si hay otra vida al otro lado ya me las ingeniaré para sea como sea hacerles llegar una señal (que no sea muy acojonante tipo parar un reloj con la fecha de mi cumple o algo por el estilo). Que si les he mandado alguna señal y es que hay otra vida seguro que estaré muy feliz con las personas que hemos querido y hemos dejado en el camino. Que no se olviden de donar todos mis órganos que se puedan reciclar…

A mi marido, antes de que me pida que cambie de conversación, le digo siempre que después de donar todo quiero que me diseque y me deje sentadita en el sofá viendo vídeos de los Simpsons, South Park o Camara Café. Él me dice que sí que vale, pero que piensa ponerme vídeos de Médico de familia. Por favor, llegado el momento… ¡¡¡¡no se lo permitáis!!!! Esa no es forma de descansar en paz.

miércoles, febrero 01, 2006

Me aburro…

No tengo ganas de hacer nada. Sé que iré a la autoescuela y que luego iré a cenar fuera y hasta lo de ir a las clases me apetece, pero el trabajo… Tengo curro para parar un tren y tengo quinientas llamadas por hacer, pero mira que no me apetece. Las neuronas se me han puesto en huelga, así que para combatir este estado me he puesto a pensar. Maalooo.

Lo primero que se me ocurría se lo he ido diciendo por el yahoo a la Sufumu. ¿Sabes qué me gustaría hacer? Coger cinta aislante y un pañuelo de papel. Me pongo la cinta aislante con el papel tapando justo la mitad de la cara. La cara que me queda libre me la maquillo con pestañas postizas y todo y la otra no y luego me quito el papel. ¿Oye tienes cinta aislante? Nada que no tenía y no me quería dejar ni celo.

Entonces como seguía aburrida he cogido mi mesa y la he empujado como tres palmos hacia delante. Me he hecho daño en la rodilla y todo. También la mesa auxiliar y la silla y las papeleras. Antes de mover todo el mobiliario si quería ver a Sufumu me tenía que asomar. Me he puesto a contemplarla trabajando, pero como ella no me miraba me seguía aburriendo y no se me han pegado las ganas de currar, así que la llamaba por teléfono para que ella me mirara también a ver si así era más divertido.

Se ha escandalizado cuando ha visto el corrimiento de muebles y quería que lo volviera a colocar todo en su sitio (a si se va a caer alguien niña échalo pa tras). No, niña que quiero verte. Entonces ya no me miraba. Para que lo hiciera la mandaba algún mensaje misterioso y cuando se giraba me veía limándome las uñas, al rato cuando se giraba estaba con un libro de cómics, al rato simplemente me pillaba mirándola. Pero me he vuelto a aburrir. Aprovechando el momento de calma, me he dicho venga a ver si escribes algo. Pero nada, que no me sale nada… solo el aburrimiento.

Así que vuelvo a mirar pa la Sufu ahora que puedo y le debo a haber pegado mi estado porque mira la pantalla fijamente y se toca las puntas del pelo. A ver qué hace… Caracolillos en el pelo. Creo que también se está aburriendo. Me la voy a coger por banda y nos vamos a dar una vuelta a la manzana a ver si nos despejamos. Todo puede ser que acabemos en una terrazita con unas birritas frescas y que al final hasta pase de ir a la autoescuela. On vera!

miércoles, enero 11, 2006

Princesas...

Érase una vez una princesita con unos ricitos de oro que tenía un ángel especial. Al poco de nacer, yo cantaba para que se durmiera (pobrecilla) y la veía como una muñequita preciosa con una sonrisa inteligente y pícara, en la que ya despuntaba la elegancia que la caracterizaría luego.

Esta princesa, más conocida como Sufumu, tras su primer día de colegio, volvió toda sonriente hasta que se enteró que al día siguiente tenía que volver. ¡¡Que yo ya he cumplido!!! Todavía conserva esa rapidez mental en sus respuestas. Con sólo 12 años cuidó de su tío, enfermo de cáncer, moviendo los papeles con los médicos y haciéndole la comida, compartiendo con él temporadas.

Unos años más tarde nació otra princesita y la escogimos el nombre entre las otras tres princesitas y los reyes. La llamamos como la flor que a todas nos pareció más bonita. Ahora es conocida como Lara.

Pues esas dos princesitas crecieron y se convirtieron en ladronas. Las más eficaces y pulcras que haya visto jamás. Hace muchos años me robaron el corazón y no hay manera de que me lo devuelvan. Ah lo que se da no se quita.

La princesita ricitos de oro llora muy pocas veces y a menudo se guarda para sí sus problemas y preocupaciones.

Ayer, tras su visita de rigor con su oftalmóloga, me encontré con las dos para desayunar. Lara lloraba y Sufumu no. Me contaron la situación y le quité importancia (como habían predicho que haría), intenté encontrar algo positivo en lo que les había dicho la doctora, las intenté hacer ver la mínima esperanza… pero al final rompí a llorar. Todas menos Sufumu, pero al final la convencimos y se unió al espectáculo.

En ese mismo momento hicimos un pacto. A partir de ahora contará mucho más cada carcajada que nos metamos entre pecho y espalda, cada abrazo que nos demos, cada sonrisa que soltemos que las malas noticias que nos lleguen. No pensaremos mucho en el mañana y disfrutaremos de las cosas buenas que tenemos que son muchas.

La princesa Sufumu nos prometió que llorará cuando tenga ganas y ayer por la tarde lo hizo. Antes Lara era nuestra princesa favorita y la mimábamos y la tocábamos la cara... Ahora la princesa Sufumu ocupa su lugar por mayoría absoluta. Hasta Lara le dejará que le achuche la cara entre sus manos sin poner resistencia… Eso sí, con guantes que tiene las manos muy frías. Nos gusta mucho nuestra hermana favorita y hasta ella ha reconocido que le encantan nuestros mimos.


PD: También está la princesa que nació antes que yo y que aunque ahora no viva cerca también pensamos en ella.