lunes, noviembre 05, 2007

Al límite...

Cuando ya no sabes qué hacer para luchar contra la tristeza, cuando te atrapa y te ahoga y te da vértigo, cuando al intentar alejarla se te engancha como negro chapapote en el alma, cuando pensar que de cosas peores has salido ya no sirve de nada, cuando el positivismo ya no es tu fiel compañero y las lágrimas empujan y tiran al suelo tu sonrisa pisoteándola, cuando el pensar que mañana volverá a salir el sol ya no es suficiente… es que está jodido el tema, para que vamos a engañarnos.

jueves, octubre 25, 2007

Lágrimas…

En el asiento de enfrente del tren donde me senté ayer, estaba un chico de unos 17 ó 18 años como mucho diría yo. Al mirarle me di cuenta de que tenía ojos de haber llorado. No eran de emporrado, eran de llorar y de estar a punto de volver a hacerlo. Ver llorar a las personas siempre me pone triste, aunque no las conozca y empecé a pensar si se habría peleado con su novia, tendría algún familiar enfermo, se habría peleado con sus padres o que otra cosa podía haber provocado esa tristeza en su mirada. Escuchaba música atentamente y miraba por la ventana.

Ganas me dieron de decirle que no se preocupara que mañana volvería a salir el sol, por muy lluvioso que estuviese el día, pero como viene siendo habitual en mis trayectos en tren no dije nada. Empezó a hablar por el móvil con el auricular y hablaba con su padre. No había encontrado dos de los libros que había ido a comprar y le daba el encargo de que los comprara él. Le repitió el título tres o cuatro veces y soltó una carcajada diciendo: “¡Claro que saben lo que escriben! … vale pues muchas gracias. Adiós padre”.

Me sorprendió gratamente que riera abiertamente y me sorprendió aún más el uso de la palabra “padre” en un chico de su edad. Me quedé más tranquila y pensé que esta vez había hecho bien en no mencionar la obviedad de que mañana iba a salir nuevamente el sol. Aunque ahora que lo pienso una vez no me mordí la lengua y debería haberlo hecho, pero eso lo cuento otro día.

viernes, septiembre 14, 2007

Fantasmas...

Al volver de vacaciones y descargar las fotos en el ordenador, descubrí un extraño detalle en una de ellas. Vale, llámame alucinada de la vida, pero yo diría que una mano misteriosa está donde no debería estar. Por un momento pensé enviarla al programa de Iker, pero luego recapacité. Total para que me diga que son arrugas del pantalón y me quite la ilusión de haber aparecido fotografiada junto a un espectro, pues mejor que no.

Me gustan los fantasmas como el propietario de la mano misteriosa y no me dan miedo. Miedo me dan los de carne y hueso y, por desgracia, he tropezado con unas y unos cuantos. Lo malo no es que se crucen en mi camino, de todo se aprende. Mi pena es no saber reconocer a este tipo de personas a tiempo. Para mi todo el mundo es bueno y tarde o temprano acabo descubriendo que no siempre es así. Pero no aprendo y vuelvo a recibir.

Tengo suerte de contar con aliados cazafantasmas que tras el primer encuentro ya me avisan… no te fíes ni medio pelo. Lo jodido, o no, es que siempre aciertan. J. es una de estas personas y Sufumu otra. Al principio había la típica discusión… que nooo, que no tienes razón, pero el tiempo me demostraba siempre la cantidad enorme de razón que tenían. Después ya no dudaba de sus criterios y no es que me sirviera de mucho, pero al menos cuando recibía la puñalada esta no dolía, porque sabía que tarde o temprano llegaría.

Les voy a enseñar a tan dignos jueces la foto de marras y que me den su opinión. Aunque yo seguiré pensando que la mano de la foto es de un fantasma… un fantasma lujurioso, of course.

martes, septiembre 04, 2007

Mi primera vez… totalmente traumática

¿Estás nerviosa? No, al contrario. Estoy muy relajada y tranquila. Bien, eso es bueno. ¿Lo has hecho antes? No, nunca, aunque es cierto que he soñado muchas veces con este momento. Aha… ¿y tienes ganas? Muchísimas. Eso es también muy importante que no lo hagas obligada. Bien, pues empecemos…

Una extraña sensación de euforia recorría mi cuerpo y me parecía increíble que hubiese llegado el momento. La voz de mi desvirgador me despertó de mis ensoñaciones… Ei que te pierdo antes de empezar… Ponte el cinturón…

Estos son los intermitentes (derecho e izquierdo), las luces, las marchas… primera, segunda, cuarta, quinta… limpiaparabrisas, freno de mano, … ¿Me puede volver a explicar lo de los intermitentes? es que confundo la izquierda y la derecha. Levantamiento de ceja del profesor. Más levantamiento cuándo intenté arrancar con el freno de mano puesto y ya se le salían de la cabeza con los acelerones que pegaba y los volantazos. Todo el relajamiento y tranquilidad que acumulaba se disipó como por arte de magia y en su lugar aparecieron un sinfín de despropósitos.

Sé que no debo conducir por la izquierda y que acelerar y embragar tampoco. Después de 30 veces que me lo repitió yo asentía. Sí, sí, ... ya, ya, si mi cerebro le hace caso pero mis pies no reaccionan. Pero ¿¿has aprobado la teórica?? ¡No ves que esta calle es dirección prohibida! ¡¡Pero no mires las marchas cuando las cambies!!

Convertida en un manojo de nervios y tiesa como un palo, me dio por pensar en voz alta… Que mala, soy nefasta Dios, una negada total. ¿Alguna vez ha conducido con alguien así? El profesor ya no sabía qué decir. No aceleres tanto, no corras tanto… ¡Pero si voy a 20! Estaba confundiendo el cuentarevoluciones con el cuentakilómetros. Iba rápido para coger curvas a 70. Cuando aprendí a saber a cuánto iba, fue cuando empecé a crear una hermosa caravana. Otra rotonda, cuidado que volcamos. Me frenó unas cuántas veces y otras tantas tuvo que controlar el volante. Yo seguía pensando en voz alta. No, si soy masoquista. Nunca antes había pagado por sufrir tanto. Ya, ya, que frene. No si es que me duele el estómago, la cabeza, la nuca y las piernas. ¿Qué hora es? Tranquila que si a las seis seguimos en carretera no te dejaré tirada. No si es para bajarme ya. Dios que acabe esto. ¿Qué puedo respirar? No, que me desconcentro. Bufar sí que bufaba. Todo el rato. Buffff, bufff. Al regresar a la autoescuela les avisé. No os extrañe nada si os pide un aumento de sueldo o se coge la jubilación anticipada el señor profesor… No si más canas ya le vemos...

J por la noche, al explicarle todas las barbaridades que había hecho, me decía que se moría de la risa conmigo. Mira igualito que el profesor él también se moría… pero de miedo. ¿Lo peor? Que hoy tengo que volver. Igual me tomo un carajillo antes para tranquilizarme un poco.

jueves, agosto 09, 2007

Perra callejera...

Me pierdo últimamente, durante 20 minutos por trayecto, callejeando por el barrio barcelonés de La Ribera. Nunca pensé que tendría algo que agradecer a Renfe, pero así es desde que debo bajarme en la estación de Francia. Disfruto del paseo al trabajo como una niña con zapatos nuevos. Camino con la mente en blanco y los ojos en cuatricomía, aspirando por cada poro de la piel la belleza rara y calmada de cada escena.

Descubro fachadas, tiendas, plazas y olores a cada paso. Mi nefasto sentido de la orientación hace que el recorrido varíe en cada trayecto. De repente aparezco en la calle dels Petons muy muy estrechita, tanto que tendrían que rebautizarla con el nombre de los Morreos, como voy a dar a la trastienda del taller de Joan Brossa. No deja de maravillarme la perduración de la tienda de bacalao y aceitunas, donde mis padres compraban de jóvenes, ni la belleza de un simple cartel de la floristería Flors and Flowers, cerrada ahora por vacaciones: cuadradito y lila, que contrasta con toda la piedra que le rodea. Farmacias antiguas de madera, panaderías con terracita en la plaza, adoquines, iglesias y bancos…

Al mediodía el escenario cambia por completo y se mezclan olores de orégano con curry. Mucha más gente, más vida, más ruido, menos intimidad. Deseé hace poco poder visitar la zona con lluvia y así lo pude hacer ayer. Lástima que la suela de mis zapatos resbaladiza no me dejara disfrutar como me hubiera gustado del paseo.

Echaré de menos todo este baño purificador cuando tenga que volver a bajarme en mi estación de siempre y aunque deba agradecer a la compañía ferroviaria estos paseos estivales, eso no quita que siga viajando sin billete hasta el servicio se normalice. Faltaría más.

jueves, julio 26, 2007

Cuentos nocturnos...

Casi cada noche antes de dormir, me invento un cuento y se lo explico a J. A veces la protagonista es una tortuga que quiere llegar a una isla, otras una niña que tiene pecas y zapatos azules y nunca repito tema ni historia.

Sin embargo J siempre empieza igual sus cuentos. Había un vez una niña muy bonita… Yo le interrumpo… ¿se llamaba Jairaki? Sí, se llamaba así. Sigue… que iba caminando por un bosque… Vuelvo a interrumpir…¿y se encuentra con un lobo? Sí, se encuentra con un lobo. Aquí se acaba el cuento, porque yo ya me quejo de que siempre es el mismo. Entonces cambia… Había una vez una niña que iba paseando por un pueblo… pero la niña se vuelve a encontrar con el lobo y me vuelvo a quejar de la injusticia cometida. El otro día me sorprendió gratamente. Me explicó la historia de una niña que iba paseando por la playa y, aunque parezca mentira, no se encontró con un lobo. Empezó a escarbar en la arena y apareció un pie que pertenecía a una pierna de una persona muerta. La niña pilló tal trauma que se dedicó a matar gente en la playa y enterrar sus cuerpos en la arena y colorín colorado el cuento se ha acabado. Me gustó mucho el cuento porque era diferente y me sorprendió el final y además no aparecía ningún lobo.

Ayer me quedé dormida en el sofá y tuve pesadillas. Cuando me desperté y me fui a la cama muerta de miedo le pedí a J. que me contara un cuento, pero que fuera muy muy feliz y que no salieran ni muertos, ni pies, ni caperucitas. Había una niña… que se encontró a un niño y le dijo bonito. Colorín, colorado este cuento se ha acabado. Me dormí toda tranquila y sin miedo.

lunes, julio 23, 2007

Peticion de mano real...

Mi majestad:

Espero no ofenderlo ni irritarlo majestad, pero mi deseo es casarme con su hija. Quizás sea una osadía pedir la mano de su hija, no me creáis oportunista ni un playboy mi majestad. No pretendo enriquecerme ni quiero palacios ni pajes ni yates, no quiero ser duque o tener chamberlanes no deseo aprovecharme ni robarle nada. Es cuestión de amor que estoy loco de amor por la princesa. Entiéndalo rey mío por favor compréndalo. Aunque sea soberano supongo que será humano. Como el resto de sus siervos también tendrá sentimientos. Yo sé que vos realmente también os cagáis y folláis y sudáis como yo. Esto es real, así que présteme un poquito de atención. Le hablaré fráncamente frente a frente majestad.

Quizá yo no sea el yerno que soñó mi majestad. Nunca tuve dinero ni soy conde o caballero. No llego ni a hidalgo ciudadano raso. Mi estirpe no es noble pero mi nobleza me obliga a decirle la verdad. Sería mentirle si digo que tengo respeto por la monarquía. Siempre me he cagado en las dinastías y en las patrias Putas la banderas sucias, los reinos de mierda y la sangre azul mi majestad.

Ahora es el real decreto del corazón mi majestad que me arrastra y que reniegue por amor mi majestad. Pues la fé mueve montañas el amor remueve el alma y hasta el ser más consecuente ante el amor pierde su honor.

Yo por amor soy capaz de mandar a la mierda mis firmes principios de republicano. Cambio de camisa y rindo pleitesía a la monarquía. Que viva el amor que me convirtió en su esbirro majestad. Sólo pensar que quisierais ser mi suegro majestad. Yo ya le adoro yo le adulo y hasta le beso el culo. Le prometo ser bueno un digno yerno majestad. Si me caso me transformo como en ese cuento. Aquel sapo que por un beso se convirtió en príncipe encantado y así por un beso de su princesita también y me vuelvo en todo lo que usted quiera. Seré su súbdito amado, su sumiso esclavo, su obediente criado, su subordinado y devoto lacayo. Le juro ante dios y ante el cielo y la Biblia.

Que viva el rey viva el rey
que viva la monarquía

Letra de la canción de Albert Pla: Carta al rey Melchor

Albert Pla, mi ídolo
Bernardo Vergara, otro ídolo y su portada alternativa de El Jueves

jueves, julio 19, 2007

Los cinco sentidos...

Si tuviera que perder uno de los cinco sentidos sería muy complicado elegir.

Hace poco conocí a una persona que por una paliza en un intento de atraco, y tras pasar una larga temporada en el hospital, perdió el sentido del gusto y el olfato. Además se dedica profesionalmente a ello... Un duro golpe. Se ha hecho vegetariano, ya que todo le sabe igual... a nada. Nunca me había planteado lo que puede significar en la vida de una persona la pérdida de estos sentidos.

Definitivamente si tengo que prescindir de uno de los sentidos no me gustaría quedarme sin sentido del humor, el sentido del ridículo lo perdí hace tiempo.

miércoles, julio 11, 2007

Mateu-me!!!! Em vull morir jo…

Dos mujeres y dos vidas. Una anciana, rondando el centenario, sola en el mundo y gritando: Matadme!!! Me quiero morir!!!! A escasos dos metros de distancia, una mujer que no ha llegado a los setenta y aparenta muchos menos reposa tranquila en su cama mirando la pared distraída… pensando en voz baja… Ojalá hubiera venido antes al médico…

Una ligera cortina separa ambas vidas y como un telón de acero las aleja infinitamente. Qué injusta es la vida a veces que da pan a quien no tiene dientes y nubes de espuma a propietarios de afiladas mandíbulas.

Los gritos aterradores me giraron la piel y mi carne quedó al descubierto erizada, los pensamientos en silencio confesados un poco más tarde volvieron a colocar mi piel en su lugar, pero ya nada es igual. Han debido quedar algunos pliegues mal colocados y hoy soy diferente. Me siento más vulnerable, más débil, menos persona y más alma y duele.

Pero el sol alisa los pliegues y mañana volveré a sonreír y seguramente en lugar de pensar en los alaridos pidiendo la muerte de una abuelita cansada de vivir, pensaré en la picardía de la anciana tocando el timbre y haciéndose luego la dormida sólo y únicamente por el placer de tocar las pelotas a las enfermeras, siguiendo la magnífica máxima de… aquí follamos todos o se pincha la muñeca.

jueves, enero 25, 2007

La buena hija...

Es lo bueno que tiene el tren, que puedes ir leyendo a no ser que alguna conversación interesante te aleje de las líneas…

Estoy bien mama. Que no. No sé lo que me pasa. Sólo sé que no soy feliz. No, no es culpa vuestra, ni de mi novio, ni mía. No lo sé. Ya me gustaría saberlo, para solucionarlo. Que no… Sí estoy comiendo un bocadillo. Vale no te pongas así. Valeeeee. Venga hasta luego.

Tita, ¿puedes hablar? ¿Qué te ha dicho? Ves, por eso no le quiero contar nada. Luego se preocupa. Ya lo sé… pero si no sé porque estoy así…


Diez minutos después…

Pero me preocupo por ella. Sé que cuando tenga a mi hermana no podrá salir de casa y ya sabes como se pondrá. Tú la conoces desde hace más tiempo que yo y encerrada se amargará. Con mi padre no lo pagará porque si le manda a la mierda se separa, pero conmigo me pegará cuatro gritos y con un abrazo y un te quiero mucho luego ya se soluciona. Ya sé que no tengo que preocuparme por esto, pero lo hago. Y me preocupo por mi hermana. Ella tiene 40 años y cuando sea mayor yo tendré que ser responsable de ella. Ya lo sé que eso no me toca a mi, pero no puedo evitarlo. Le querré explicar las cosas y cuidarla. Y tengo miedo de no saber darle las respuestas correctas. De no estar a la altura….

Me desconcentré y perdí el hilo de la conversación, pero cuando volví a escuchar estaba sollozando. Llegaba mi estación y me tuve que bajar.

Es lo malo que tiene el tren, que llegan rápido las estaciones y cuando tienes pensado hacer algo te tienes que bajar. Me hubiera gustado dejarle enganchado un pos-it en las rodillas que dijera: “tu madre tiene mucha suerte de que seas su hija y vas a hacer a tu hermana la personita más feliz del mundo. No te preocupes que te contagiará su felicidad y sabrás responder a sus preguntas”. Pero no pude. Lástima

miércoles, enero 10, 2007

Jardín infestado...

Era lunes y como todos los lunes el alma me pesaba ahí mismo, abajo del saquito de los cojones…

Durante los meses que estuve de baja tuve tiempo infinito para leer y empecé a apuntar en libretas, entre otras cosas, la frase con la que empezaba el libro y la que me despedía de él definitivamente. Luego también apuntaba las que me gustaban o me hacían pensar y otras con las que estaba tan de acuerdo como si las hubiera parido yo misma.

Esta forma de vivir los lunes es el inicio de La flaqueza del bolchevique y en esta misma lectura encontré una gran perla con la que me sentí muy identificada. Tanto que incluso me permití el lujo de añadir tres palabras entre paréntesis…

"No me importa la desilusión ni los pensamientos deprimentes (ni el dolor), porque de esa vegetación está mi jardín infestado y ya he aprendido incluso a darle forma a los setos" (página 63).

Sonrío ahora al releerlo y me doy cuenta de que una servidora tenía más razón que una santa cuando me repetía a mi misma en los momentos más duros de la recuperación… El dolor no es eterno, el dolor no es eterno, el dolor no es eterno.