martes, octubre 25, 2011

Días...


Cuando en un mismo día, las horas que has pasado con el ceño fruncido, poniendo firme a las lágrimas para que no salgan de su escondrijo y jurando en arameo,  superan en cantidad a las que has pasado riendo o incluso sonriendo es que ha sido un día de mierda.

Cuando te imaginas a alguien rebozado en mierda y crees muy seriamente que debería tomar Valproato muy probablemente esa persona ha sido, entre otras, parte causante de tu escatológico día.

Cuando te enteras que más de tres personas están pasando por un día de similares características al tuyo en diversos puntos de la geografía es que seguramente nuestros biorritmos están más conectados que las componentes de un equipo de natación sincronizada o que nos ponen algo en el aire o en la Coca-Cola y controlan el fluir de nuestros días.

Cuando día tras día,  vuelven las mismas ganas de dar un puñetazo en la mesa y  un puntapié en el culo y  sueñas con decir: “Lo siento, no me jodáis más. Esto es el fin, me largo a Berlín.”… ya  no es un mal día es una racha. Aunque bien pensando podría soñar con decir que me largo a Logroño para que dejen de tocarme el …

Y ahora voy a liarme un cigarrito y voy a a hacer los deberes de inglés a mi manera. En lugar de llevar la foto de mi puente favorito llevaré mi canción sobre puentes favorita. Bueno vale y también la de mi bridge preferido que es éste:

  







viernes, octubre 21, 2011

Se acabó lo que se daba...

Abrir la puerta a toda prisa, para refugiarme en tus brazos y reflejarme en tu sonrisa. Charlar, reír, hablar, despertarme asustada por tus pesadillas, las collejas que me dabas para despertarme cuando me contabas algo y al estar tumbada se me cerraban los ojos, por la música de tu voz y el cansancio acumulado…

Esa triste sensación de vacío que te queda, como cuando terminas un libro y piensas y ahora qué. Aunque la separación era una crónica anunciada y la alargué al máximo todo lo que pude, aunque estaba programada que ocurriese, no quita que me sienta mal ahora y que te eche de menos a rabiar.

Hoy a la salida del trabajo, con el frío agradable que me ha hecho poner las botas, he bajado todo el Paseo de Gracia andando. Por el camino iba recordando nuestros momentos, con banda sonora y todo y he llegado a la conclusión de que ahora solo me queda acostumbrarme a tu ausencia. Te veré en citas programadas y algo escuetas. Te mimaré y achucharé lo que las horas nos permitan y pensaré en mi egoísmo por querer acapararte tanto. Eso sí, el fin de semana que viene pienso secuestrarte con alevosía y diurnidad. Ahora solo me queda disfrutar de tu libreta que voy leyendo poco a poco, como cuando comes un manjar que te encanta, para que el placer que te produce sea lo más eterno posible.



miércoles, octubre 19, 2011

Caos in da house…


Quien me conoce sabe que si le pidieran que me describiese en unas pocas palabras no podrían faltar entre ellas dos: desorden total. Intento redimirme y no hay forma. No me gusta mi desorden y a veces recojo y me siento bien, pero a las pocas horas o a veces incluso minutos el caos me vuelve a acompañar: papeles, rotuladores de colores, pegatinas con frases del interior de chocolatinas, artículos recortados, mecheros, palillos chinos para el pelo y pilas y pilas de papeles.

A veces he batido récords. En la habitación de un hotel, en una ocasión, en tan solo tres horas me dio tiempo a deshacer la maleta, ducharme, cambiarme, comer en la habitación, hablar por el móvil, contestar e-mails y dejar aquellos pocos metros tan arrasados que cualquiera diría que había pasado por allí el mismísimo caballo de Atila, aunque a mi lado Othar igual hasta hubiera dejado la habitación más decente.

En un antiguo trabajo, una mañana me encontré colgado un papel en la puerta de mi zulo: “Jairaki, mira tu despacho. Parece un vertedero.” Cuando vi el cartel lo arranqué y furiosa fui al presidente de la compañía que era quién me había dejado el cartel y le solté un rapapolvo que si no tuviera tanto trabajo, que si patatín, que si patatán… que se le quitaron las ganas de volverme a dejar otra notita. Pero joder, tenía razón.

En mi trabajo actual, cuando nos vamos de convención siempre ruego que me toque compartir habitación con alguien que sea valiente y que el caos no la amedrante. Cómo disfruté cuando pasé del sorteo y me alojé con mi alma gemela, sin tener que contenernos. Qué felices que fuimos en Ibiza en nuestro mundo particular, donde nuestras ropas se salían por arte de magia del armario, los maquillajes se dispersaban por el baño y la habitación parecía un bazar marroquí en días de rebajas.

En una cena de las muchas que hacemos, el presidente de mi trabajo me prometió que si podía mantener mi mesa arreglada me compraba un Mac. Ganas me dieron de abandonar inmediatamente el restaurante y ponerme a recoger. Lo dejé para el día siguiente y aguantó... un día ordenado. Ni la promesa de un Mac consiguió redimirme, aunque me cambiaron mi ordenador por una bestia parda de 16 megas de RAM.

Hoy su mujer me viene me da un abrazo y un beso de los que me suele dar y me pregunta: ¿Estás muy agobiada? Te veo así. Quieres que le diga a alguien que te clasifique tus papeles, igual te sientes mejor con menos papel alrededor y encuentras las cosas más rápido…

Yo en mi caos lo encuentro todo y cuando recojo no doy con nada, pero ya es por vergüenza. Así que he quitado cajas con las sobras de material de Chicago, reposacabezas de Nueva York y dos roll ups. El suelo, despejado. Cuando me he enfrentado a las cinco pilas de papeles, he dado una vuelta por los alrededores a ver el método que encontraba para solucionarlo en el menor tiempo posible. He descubierto unas estanterías vacías detrás de unos archivadores y allí han ido a parar las pilas de papeles. El resto ha sido coser y cantar… clips de colores, rotuladores, pos-its, caramelos, una chapa de una cerveza Duff, tarjetas, grapas, grapadoras… Ha quedado la mesa totalmente despejada.

Cuando ha vuelto de su mesa y ha pasado por la mía y ha visto semejante maravilla me ha vuelto a abrazar y a besar. ¿Cómo lo hiciste? Lo archivé. Todo directamente a la papelera. ¿En serio? El pánico la ha cubierto la cara por unos segundos, pero sonreí y le dije que noooo, que es broma, que lo he archivado y he seguido disfrutando de ese orden que espero que perdure un poco más que lo que he tardado en ordenarlo.


domingo, octubre 16, 2011

Saltos...

Desde hace unos meses, en cada lugar que visito me inmortalizan saltando con el fondo de la ciudad. Eso sí, siempre que viaje acompañada. En todos estos saltos no ha habido casi ningún incidente, cosa rara con lo gafe que soy.

Solo en Chicago que ante el "salta" de la fotógrafa, zasca, le metí una torta a una persona que pasaba por el lado. Conociendo como se las gastan los americanos y sus denuncias, ni me giré. Como si no hubiera pasado nada.




sábado, octubre 15, 2011

Lo que pasó en Chicago… Mijilho de mis amores

Aunque hicimos un pacto de silencio, bajo el lema lo que pasa en Chicago se queda en Chicago, os lo contaré porque estoy convencida de que mi secreto no saldrá de aquí.

Siempre me ha gustado japonesizar palabras y cuando hace años en una clase de inglés, el profesor pronunció la palabra hierarchy (jerarquía). Me enamoré de ella y me la quedé: Jairaki. Hace poco me pasó lo mismo con horizon (horizonte). Joraison me encanta.

Pues bien… después de unas horas de vuelo sobre el Atlántico, de habernos puesto mantas encima, amontonado bolsos y libros sobre el asiento del medio y de descubrir que todavía quedan azafatos heteros, me giré, miré fijamente a Agatha y le dije: “Escucha, lo que pase en Chicago se quedará en Chicago. Así que no comentaremos nada en la oficina”.

Metí mis manos en el bolso y le dije: “Si se enteran de lo que te voy a contar, es probable que quede cuestionada para siempre mi profesionalidad y cordura. Te voy a presentar a Mijilho...”. Le expliqué que desde que mi madre está conmigo la ayudo a deshacer bobinas de hilo para sus labores de ganchillo y he descubierto una pasión oculta que me relaja hasta el infinito. Así que saqué a Mijilho, una maraña de hilo negro llena de nudos.Mijiljo no me suele acompañar, lo dejo en casa y cuando llego lo primero que hago es buscarlo y si no lo encuentro, empiezo a dar vueltas por la casa y preguntar por él. ¿Dónde está Mijihlo, no me lo habrás tirado? Me tranquilizo cuando doy con él y a lo mío a deshacer por un lado, mientras se me enreda por otro.

Así que firmamos el pacto y me puse una película, mientras que mis manos, ajenas a mis ojos fijos en la pantalla, intentaban deshacer nudo tras nudo. Me cansé en la segunda película y me giré para ver si podía estirar las piernas. Aprovechando mi giro hacia el pasillo, un señor, sentado dos filas detrás de mí, me interrogó:

- Excuseme lady... llevo horas observándola y me preguntó qué hace con el hilo…
- ¿Usted sabe la historia de Ulises y Penélope de la mitología griega?
- No.
- Pues bien, Ulises parte a la guerra de Troya y tras 20 años fuera, su esposa Penélope, debe elegir marido entre los muchos pretendientes. Penélope anuncia que cuando termine el tapiz que está tejiendo, elegirá esposo. El tapiz que hace por el día, lo deshace por la noche. Pues esto es lo mismo. Creo que nunca lo acabaré de deshacer y me relaja.

Me giré y allí estaba Agatha descojonada de la risa. Ya, ya, ya  lo sé tendría que haberle contado que soy de la religión del colador de pasta de color rosa en la cabeza y que éste, Mijihlo, es mi rosario y de esto… ni una palabra. ¿Estamos?







 

domingo, octubre 09, 2011

Lo que pasa en Chicago se queda en Chicago (2)...

Nunca entenderé la pasión de los estadounidenses por las puertas giratorias. Te las encuentras en hospitales, tiendas, edificios de oficinas, hoteles… Será para que no se escape el frío o el calor, pero me llevan por la calle la amargura. No gastan en luz, porque no se abren automáticamente, pero por otro lado derrochan tanta en otras ocasiones. Tampoco entenderé el espacio que dejan entre las puertas individuales de los servicios, ya sea en hospitales, aeropuertos o cualquier edificio público. Por las ranuras que van de uno a dos centímetros se ve a la persona que está en el interior. ¿Será para que no coloquen una bomba impunemente? ¿Será para que no se mantengan relaciones sexuales en su interior? 

Y ahora por fin entiendo el despliegue descomunal que me encontré en el muelle del Lago Michigan por un solo hombre que se había lanzado al agua. Amit Patel no se paró cuando la policía le pidió identificarse y se lanzó al agua. Dieron con su cuerpo todavía con vida y falleció después en el Northwestern Memorial Hospital, el hospital donde organizamos el curso. La noticia aquí  y aquí el vídeo que grabe del despliegue (las lucecitas del fondo eran barcos de policía, bomberos y ambulancias (se oye el helicoptero entre la música de un hotel que organizaba una fiesta):



También me encontré con los indignados de Chicago “We are the 99%” y me hubiera unido a ellos si no hubiera sido porque perdía el avión:

En este viaje también he descubierto ante mi sorpresa que todavía quedan azafatos heteros más guapos que un queso suizo y además enamorado de Barcelona y de Zaragoza, donde tiene amigos maños. Además de recolocar a mi compañera a mi lado en asiento de salida de emergencia, me dio tapaojos y orejeras para que descansara. Todo un caballero, sí señor. Lástima que no viajara conmigo mi sister Lara. Todo un partidazo, sí señor.

Lástima también que este viaje se me ha llevado unos cuantos kilos de carne y me haya traído un sarpullido en la parte derecha de la cara. Demasiados nervios en tan poco tiempo. Pero ya pasó y valió la pena mi reencuentro con la ciudad del viento. Sí, señor.

viernes, octubre 07, 2011

Lo que pasa en Chicago se queda en Chicago...

Como buenas caballeras que somos, mi compañera Agatha y una servidora, ya hemos hecho nuestro pacto… Lo que pasa en Chicago se queda en Chicago… Así que no podrá contar nunca lo que me pasó en el avión, ni tampoco por estas estupendas avenidas. Yo también he sellado mis labios y secreto a secreto, risotada a risotada, ataque de nervios a ataque de nervios van trascurriendo los días.


Este país nunca dejará de sorprenderme. Ahora en el control aduanero, una policía acompaña a un perro que va oliendo las bolsas de los pasajeros. En su lomo lleva un letrero de tela… Protección de Agricultura Norteamericana y es que el chucho en cuestión olisquea que nadie pase a su país con ningún tipo de fruta, hortaliza o cualquier otro alimento. La agente de la ley lleva en la cintura una bolsa de plástico transparente con las frutas confiscadas. Muy fuerte, en el país de los transgénicos.

Paseando de noche por el muelle del Lago Michigan cuatro ambulancias, coches de policías, lanchas y un helicóptero sobrevolando la zona y, cómo no, un cámara de televisión. Una que es una curiosona nata que se va directa a interrogar al policía que custodia la entrada del parque que da al lago y anda que aquí me hubieran dado explicaciones… Una colleja, si es Mosso Amorosso, y un circuuuleeeee. Pues bien el agente me explicó que alguien había saltado al lago. Joder con los americanos, pues el tipo se debía haber lanzado con todas las joyas de la corona encima, porque el despliegue era impresionante (se unieron más ambulancias, coches de bomberos y lanchas). Yo no salía de mi asombro. Si por una de aquellas casualidades dan con el tipo… ¿para que quieren tropecientas ambulancias? ¿O es que acaso se había lanzado con toda la familia o con toda la comunidad de vecinos? Muy fuerte todo.

De regreso al hotel nos cruzamos con uno de los ponentes del hospital. ¿Sabéis que se ha muerto Steve Jobs? No, no lo sabíamos acababa de pasar. A las dos manzanas, justo al lado del hotel, en la fachada de la tienda Apple, ya estaban tres cámaras de televisión y ya habían dejado flores, mensajes y velas y hoy… cinco cámaras y toda la fachada llena de pos-it, flores manzanas y no vi a nadie llorando, luego en la tele sí. Igual era a lo que estaban esperando los reporteros.

Y yo que siempre había dicho que el jet lag era una tontería y nunca se me había arrimado… Desde que he llegado, por muy cansada que me vaya a dormir, por muy pronto o tarde que sea… a la una de la madrugada, las 8 en España, se me ponen los ojos como platos y no hay forma humana de que consiga dormir. Será cuestión de empezar a tomar melatonina o aprovechar este insomnio para seguir disfrutando de las noches de Chicago, que tienen su magia, sí señor..




domingo, octubre 02, 2011

Energy...


¡Qué coño me está pasando! ¡Quieres hacer el favor de reaccionar de una vez! ¡Jairaki, espabila, sal del letargo, desanquilosate! He sido consciente al tener que explicar cada lunes al profe de inglés que tal ha ido mi fin de semana. Ummm… SPM (sofá, peli y manta), sol, compras (de las que no me gustan de cosas de comer)… Este ha sido algo diferente (playa al atardecer, paseos, pelu, copas…), pero sin energía y con el mismo cansancio que los anteriores. Alguna bronca sin sentido, por chorradas sin sentido y ese dolor dominguero de pensar que mañana vuelve a ser lunes.

Será por la tensión de las últimas semanas, por la medicación, por los nervios, el exceso de trabajo, la falta de ejercicio, que me hayan crecido cada uno de los enanos de mi circo…

Ahora tendría que estar haciendo la maleta, preparando mi documentación e incluso adelantando algo de trabajo para mañana, pero me vuelve a faltar la energía.

Ya lo haré. Total si mañana me acuesto a la una o a las dos estaré tan cansada que me pasaré las diez horas de vuelo durmiendo. Espero que a 7.087 kilómetros de casa se me pase este letargo, reflexione y vuelva con energías renovadas.

Nos volveremos a ver las caras, unos cuantos años después, Chicago. Cuídame un poco y haz que no me fallen más ponentes, que llegue todo el material a tiempo y que todo salga bien. Méceme un poco en tu lago y vuélveme a enamorar. Yo te trataré todo lo mejor que pueda. Seré buena y me tomaré unos cuantos Mojitos y Cosmopolitans a tu salud. Nos vemos a la vuelta.