jueves, diciembre 30, 2004

Feliz 2005...

De todo ha tenido este 2004. A veces creo que más malo que bueno. No quiero ser negativa y me voy a quedar sólo con lo bueno... el éxito de la operación de mi madre... mi boda... ... seguir rodeada de los que realmente me quieren... Seguro que habrá muchas más cosas aunque ahora no me vengan a la cabeza.

Siguen las buenas noticias desde Valladolid, no va para atrás que ya es mucho y le van a empezar a reducir la dialisis. Hoy a la noche acompañaré a Sufumu a la estación y mañana por la mañana ya estará con mi madre. Ayer cuando hablábamos con ella por teléfono le decíamos lo mucho que se la llega a echar de menos, lo importante que es en nuestras vidas y lo muchisimo que la llegamos a querer. Esta tarde antes de salir imprimiremos todos vuestros mensajes y todos vuestros ánimos viajarán también hasta ella.

De nuevo agradeceros vuestras mágicas palabras y en este último post del año desearos de todo corazón que el año que viene sea infinitamente mejor que el que ya se acaba, que la salud, el amor y el dinero no falte en vuestras vidas, que todos vuestros deseos se cumplan y que no os fallen las fuerzas para conseguirlos.

Trillones de besos desde ésta vuestra casa

Smuakkkkkkkkkkk


Desde aquí os pido un favor. Cuando Sufu vaya a Valladolid el jueves me gustaría que le llevase a mi madre impresos vuestros comentarios de apoyo. No le he dicho nada de esto a ella, pero sé que le hará mucha ilusión. No se sentirá sola. Ella sigue escribiendo en su libretita y tendrá tiempo de contestaros y con sumo gusto le colgaré en su blog sus respuestas.

Gracias a todos.

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miércoles, diciembre 29, 2004

Noticias esperanzadoras...

Ayer mi madre nos dio buenas noticias :) Parece ser que está reaccionando a la medicación y aunque los médicos dicen que no es para lanzar cohetes todavía, es una buena noticia, una esperanza. Está acompañada, mejor dicho muy bien acompañada, por la novia de mi tío, y ya tiene ganitas de que Sufumu llegue. Mañana a la noche la acompañaremos a la estación y le cargaremos el equipaje con toneladas de besos, abrazos y cariños para los que están allí. Sufumu se convertirá en el paje real que le haga llegar vuestros mensajes de ánimo. Qué contenta se va a poner cuando os lea.

Mil besos en el centro de vuestros estupendos corazones.



lunes, diciembre 27, 2004

Orgullosa de ellas y de él...

El día 24, justo cuando mi marido salió del trabajo, nos dirigimos a Valladolid. Al final fuimos los dos solos. Llegamos sobre las 11 de la noche al hospital. Allí estaba esperando en la calle mi madre. Qué ganas de abrazarla, qué alegría verla allí. Unos pasos atrás estaba su hermana, y en la sala de espera de la UVI, la preciosa Sufumu que había preparado la cena de Nochebuena.

Encima de las sillas de plástico, donde las tres llevaban durmiendo una semana, había colocado unas bolsas de plástico del super del Corte Inglés, con motivos navideños, a modo de mantel y encima los platos. Después de los abrazos, los besos y los achuchones dimos buena cuenta del pastel de langostinos, que habían comprado, el foie, las ensaladas de marisco y polvorones. Después del viaje esa comida nos supo a gloria. Una nochebuena diferente, pero no peor. Allí estábamos como una piña, intentando que el ánimo no se fuera abajo.

Pensé que nunca podría admirar a mi madre más de lo que ya lo hacía, pero veo que la admiración por ella siempre es poca y crece constantemente. Su estado de salud delicado, no le impide estar al pie del cañón, esperando las buenas noticias, toreando los nervios de todos, animando siempre y cuando más se necesita, sobreponiendo su comodidad y salud, por aquellos a quienes quiere. Es realmente una Diosa.

Qué decir de Sufumu… de tal palo tal astilla. Mi admiración por ella también es muy grande. Cuando tenía 16 años, se trasladó a Burgos para cuidar a nuestro tío (otro hermano de mi madre ya fallecido por el dichoso cáncer). Le movió todo el tema de hospitales, controles, sesiones… Le cocinaba y le acompañaba a todas partes. Esta vez de nuevo vuelve a ser la jabata que siempre ha sido. Habiéndose levantado a las seis para currar, cogió un coche que las dejaron y para Valladolid que se fue con mi madre y mi tía, sin parar casi ni para comer y allí estaba durmiendo en la silla del hospital durante cinco días, ayudando a las dos joyas que iban con ella. Toreando problemas ajenos a la salud de mi tío, muy graves.

También estoy muy orgullosa de nuestra tía C. religiosa de las que realmente creen en lo que hacen y que como mi madre también antepone muchas cosas antes que ella. Su estado de salud es muy delicado, agravado por una caída que tuvo hace unos meses y allí estaba ella al pie del cañón.

He descubierto lo que es el amor con mayúsculas. T., la novia de mi tío, también demuestra lo que es querer incondicionalmente y lo generosa que puede llegar a ser la especie humana.

Para mi amado marido me faltan las palabras. Lo suyo es querer también en mayúsculas, aguantando mis nervios, apoyando y dando una tranquilidad serena a los que estamos a su alrededor que hace que parezca que nunca vaya a pasar nada, queriendo a mi familia como la suya propia. Bendito el día en el que le conocí.

Ayer los médicos dieron una buena noticia, parece que un pulmón empieza a reaccionar. No es para tirar cohetes, pero es una buena noticia. Regresamos entre nieves y carreteras cortadas, pero sin problema. Sufumu nos seguía con nuestra tía y nuestra madre se quedó en Valladolid, no quiere volver hasta que no esté bien. La dejamos en una residencia de monjas, por lo menos no tendrá que dormir en las sillas del hospital y el 29 Sufumu regresará hasta el 10 de enero.

Desde aquí os pido un favor. Cuando Sufu vaya a Valladolid el jueves me gustaría que le llevase a mi madre impresos vuestros comentarios de apoyo. No le he dicho nada de esto a ella, pero sé que le hará mucha ilusión. No se sentirá sola. Ella sigue escribiendo en su libretita y tendrá tiempo de contestaros y con sumo gusto le colgaré en su blog sus respuestas.

Gracias a todos.

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miércoles, diciembre 22, 2004

¿Lejos de la tristeza?

El viernes, después de ir al cementerio, acompañamos a mi madre al recital de poesía. Cuando le tocó su turno, yo estaba nerviosa y emocionada. Empezó a hablar, a presentar su escrito y a leer. Entonces se me puso la carne de gallina. Que maravilla que bien leía, que soltura, que entonación. La ovación de aplausos fue la más intensa de la tarde. Estuve superorgullosa de ella. Me emocioné. Después hubo un pica pica, en el que también estuvo la Dolce (con la lengua fuera de la pateada que se metió pero llegó a tiempo!). Mientras la veía hablar con el resto de participantes tuve la certeza de que mi padre la miraba embelesado y con lagrimillas de emoción en los ojos.

El día del aniversario pasó, menos triste de lo que me pensaba, menos amargo, con menos rabia, valorando una vez más lo que se tiene, prevaleciendo sobre lo que se ha perdido.

El lunes de nuevo una tormenta negra volvió a pasar sobre nuestras cabezas. El hermano de mi madre está ingresado y muy grave. La Sufumu hizo de chófer y se llevó a mi madre y a mi tía a Valladolid. Desde ese día están en el hospital durmiendo en una silla, a la espera de que abra los ojos, a la espera de que la pesadilla acabe, de que vuelva a salir el sol. Los médicos no dan esperanzas, pero tampoco la daban con mi madre. Luchar y no pensar en negativo. No perder la esperanza no es muy difícil cuando se tiene años de experiencia en ello.

Mañana seguramente nos reuniremos con ellas en el hospital. Al mismo tiempo, mi cuñado Q., las llamaba para decirles lo mismo. No serán las primeras navidades que pasamos en un hospital. Ahora sólo queda por resolver qué haremos con Luna, la perrilla inválida de la Norris.

No quería escribir en el blog, porque se supone que es un intento de alejarse de la tristeza, pero últimamente nos ha tomado un apego impresionante la muy petarda. Aunque sea a patadas la echaremos de nuestro lado.

Desde aquí a todos los que pasáis por estas líneas desearos de todo corazón que la tristeza esté bien lejos de vuestras vidas, que vuestros deseos se cumplan, que no dejéis de abrazar, de sonreír de expresar vuestro cariño a quienes queréis, ya los tengáis lejos o cerca.. que prevalezcan y pesen más las cosas buenas que os pasan que las menos buenas. De todo corazón que seáis muy muy felices y que siempre tengáis a vuestro lado, aunque sea a kilómetros de distancia, alguien con quien compartir vuestra felicidad.

Felices fiestas

viernes, diciembre 17, 2004

Hoy...

Hoy tendría que ser un día más, pero para mi no lo es. Me sigue doliendo. Me gustaría borrarlo del calendario, pero si no hubiera sido hoy podría haber sido otro día. Cada día es un aniversario. Todavía no he conseguido evitar que cuando se acerca reviva todo. Intento alejar la tristeza de mi y creo que lo consigo, pero ayer me dolió el alma, me dolió mi madre. No era la misma y la entiendo. Sus ojitos normalmente vivos y optimistas estaban tristes, estaba mustia..

Hoy la veré de nuevo y no quiero que me vea triste, sino contenta, alegre por lo que tengo y no dolorida por lo que perdimos

Por la tarde la han invitado a participar en un recital de poesía. Me alegro que haya coincidido y que sea hoy. Estará distraída preparando sus escritos y mi padre estará también orgulloso de ella. Antes de irnos, mi marido le arregló la impresora (fotocopiadora como ella dice) y se quedó imprimiendo sus cosillas, con el vestido preparado para mañana.

El lunes le llevaré otro ordenador y estamos mirando para que se ponga internet y así podrá visitar las páginas de quienes le dejáis comentarios y poder actualizar más a menudo.

Ya tengo ganas de verla, seguro que lo hace muy bien. “No, si nerviosa no estoy”. Creo que tendré que llevar un babero y unos pantalones anchos, porque fijo que esta tarde me engordaré unos cuantos kilos, que no me vendrán nada mal.

De momento, haciendo caso al maestro Bunbury, intentaré soñar lejos de la tristeza y el dolor, como si no hubiera ocurrido y aún tuviera intacto el corazón.

martes, diciembre 14, 2004

Blanca y radiante... (y II)


Con Samarkanda mi hermosa madre y A. un gran amigo de mi padre (bueno de toda la familia), compañero de cuartel y padrino de Sufumu, que con mucho cariño y orgullo me llevó al altar. Los tres juntitos hicimos el paseillo :)

viernes, diciembre 10, 2004

Cuestión de fe…

Llevo dos noches sin dormir. Bueno para ser más exacta hoy he dormido tres cuartos de hora. Doy vueltas, intento relajarme, leo, intento hacer un puzzle japonés (pero me pican los ojos), veo la serie Sexo en Nueva York, las fajas saunas que anuncian en la Tienda en Casa, las noticias de las cuatro… con la tertulia sobre la Constitución Europea ya no me atreví, aunque igual debería haberlo hecho.

En épocas pasadas de insomnio estaba nerviosa y sabía cuál era el problema que me impedía conciliar el sueño. Me dolía el estómago sólo con pensar en ello, daba vueltas y vueltas y ni siquier me podía imaginar que mi habitación era una lámpara inmensa de lava con globos que fundían la cama, la mesita… Me entraba una rabia enorme por no poder dormir y me levantaba muy cabreada y cansada. Pero no, ahora es calma total. Me da por pensar que de acuerdo, que vale, que no estoy durmiendo, pero estoy en la cama descansando, que dormir a fin de cuentas es tiempo perdido, que cuando me muera ya dormiré todo lo que quiera y como no hay manera de que Morfeo me visite pues aprovecho el tiempo pensando, ¿quizás debería usar el verbo “despilfarrar”?

Esta noche me ha dado por pensar en las decepciones. Recuerdo claramente la primera. Vine corriendo del colegio a casa con el libro de ciencias naturales abierto. Mira mama, aquí está la hidrosfera, la estratosfera, las nubes y sigue para arriba…. ¿¿¿Dónde están los ángeles??? ¿¿¿Y Díos??? ¡Alguien miente en esta historia! También pensé en la conmoción que me causó la idea del infinito. Aquí están los planetas, el sistema solar y otros sistemas solares desperdigados, pero debajo no hay nada. Sólo el infinito. Me costaba imaginar un espacio inacabable, sin una base, suspendido en el aire infinitamente. Pero quién ha recorrido todo el infinito, cómo pueden saber que no se acaba nunca. Cuestión de fe. Seguro que también es cuestión de fe.

Luego cerraba los ojos y me fijaba en la oscuridad. Los abría y veía la oscuridad, otra oscuridad. ¿Estaremos en Matrix? ¿La única realidad verdadera es la realidad de los ojos cerrados? Venga queda una hora intenta dormir, no puedo, venga va relájate, joercio qué difícil. Nada que no hay forma.

Esta noche Sufumu vino a dormir a nuestra casa. Camino del trabajo he llorado de la risa. Hacía tiempo que no me reía tanto. Me dicen que deje de pensar tanto que se me quema el cerebro y que por eso no duermo, que como siga hablando conmigo misma que van a empezar a creer que soy una esquizofrénica, con dos personajitos en la cabeza. Tú lo que tienes que hacer es obedecer a la voz que te dice que duermas y pasar de la otra. Tengo fe en que sólo hayan sido estos dos días y que no se haga crónico. Todo es mucho más sencillo. Sólo es cuestión de fe.

viernes, diciembre 03, 2004

A veces sueño con el (y II)...

continuación...

Cuando llegué a Valencia, aún me duraba la hinchazón de ojos de la llorera de la tarde. Llegué de trabajar, y cabezona de mí, expliqué lo que había pasado y que me iba a Valencia, con J. o sin él y sin saber ni dónde ni cómo. Me daba igual estar en un banco con él en la calle, que en la estación de autobuses. Quería hacer lo que me gustaría que hicieran por mi. No quería que pasara por eso todo solo. La serenidad y templanza de mi Diosa-Madre volvió a funcionar. Fue ella a quien se le ocurrió lo de mi tía y ella misma quien la llamó para explicárselo. Ella misma la que me tranquilizó y me hizo ver que los impulsos están bien, pero hay que estar sereno y ver las opciones antes de lanzarte.

Serían las 3 de la mañana cuando picamos al timbre de mi tía. Nos fuimos a dormir y mañana sería otro día. Me pasé el fin de semana de charla. En realidad yo no hablaba mucho, dejaba que él lo hiciera. Había dos opciones: hablar con sus padres, perdonar, olvidar y esperar a que el tiempo pusiera las cosas en su sitio o que volviese a Barcelona. Habíamos hablado con su ex y nos dijo que podría estar en su casa hasta que encontrara algo, que por eso no sufriera. M. me preguntaba que qué debía hacer. Mi respuesta no ayudaba mucho. Debes hacer lo que creas más conveniente. Hagas lo que hagas te apoyaré, tanto si te quedas como si te vas. Tus padres te han hecho daño, pero son tus padres y pueden cambiar las cosas y en Barcelona tienes muchos amigos. Igual te podría decir ven para Barcelona que tus padres no se lo merecen, pero eres tú, son tus padres y es tu decisión y aunque ahora no te lo parezca igual les echas de menos luego. No le podía decir haz esto o lo otro. No lo consideraba justo.

El fin de semana se acabó y llegó el momento de decidir. ¿Que vas a hacer? Me voy a Barcelona. ¿Estás seguro? Sí. Pues que dios reparta suerte. Carretera y manta amigo y OBK en la radio.

Le acercamos a casa de su ex, una bellísima persona, y estuvimos un buen rato de charla con él. Los días siguientes fueron de movilización. Le miraba hospitales, imprimía currículums, mirábamos pisos… De repente una tarde no viene y otra y otra. Me encontré con una amiga común y me dijo que M. había vuelto a Valencia. Sin decirme nada. Sin despedirse. No se atrevió. Yo no sabía cómo explicar en mi casa lo que había pasado. Ves siempre te pasa lo mismo, te vuelcas con la gente y mira.

Yo estaba dolida. No porque se hubiera ido sin decir nada. No porque se hubiera marchado. Estaba dolida porque él pensó que yo no entendería su marcha, cuando nunca le había dicho haz esto o haz lo otro. Me dolió que no recordara mis palabras en las que le aseguraba que tomase la opción que tomase le apoyaría.

Durante años, recibía cada Navidad su postal, con textos preciosos sobre nuestra amistad que seguía en el cielo y que se la hacían recordar las estrellas. Lo reconozco las esperaba con ansia y tristeza a la vez. Nunca le respondí. No sé a ciencia cierta porqué. Sé que volvió a Barcelona con sus padres, en el pueblo donde mis hermanas tienen el videoclub. Sé que su enfermedad no ha ido a más. Una vez lo vieron de lejos y tenía muy buen aspecto. Una amiga me dijo que quería verme, pero que tenía vergüenza y yo le dije que no la tuviera que no me importaba lo que había pasado, pero no lo hizo y esta vez no quería ser yo la que diera el paso.

Durante estos años de alejamiento, de repente en plena noche me visita a través de los sueños. He soñado con él en varias ocasiones. Siempre es lo mismo, pero en diferentes escenarios. Me lo encuentro y nos damos un enorme abrazo, llorando de alegría.

Hace tiempo que no sueño con él, pero ya no lo digo, porque muchas veces la respuesta de mis interlocutores es la misma. No sé porqué sigues pensando en él. Yo tampoco lo sé o sí, porque me gustaría que la vida le haya tratado y le siga tratando bien.

jueves, diciembre 02, 2004

A veces sueño con él… (I)

Ayer andando camino de casa de mis suegros, por alguno de esos extraños resortes de la memoria, volví a recordarle. Nos conocimos con 13 años y nos hicimos inseparables. Pasábamos horas y horas en su casa, haciendo collages mientras escuchábamos a Enya. Me animaba cuando estaba hundida y al revés. Casi siempre acabábamos riendo. Aunque nos veíamos a diario, nos escribíamos cartas diciendo la suerte que teníamos de ser amigos y lo mucho que nos queríamos. Un verano a la vuelta de sus vacaciones me dijo que tenía que hablar conmigo. Jairaki es algo muy fuerte, venga dime a ver qué puede ser. Pues no sé, M… ¿que has dejado embarazada a tu novia? (en aquel entonces salía con una chica de su pueblo). No, me contestó más fuerte todavía y sin saber porqué le solté. Pues no sé… ¿que eres homosexual? Síiiiii, tía ¿cómo lo has sabido???

Me quedé perpleja. En aquella época era muy diferente a estos tiempos que corren y era como si me hubiera dicho que la NASA le había contratado de astronauta. Si no estabas en el círculo era un mundo que te sonaba a chino, que existía, que lo aceptabas, pero no se veía. No entendía nada , su novia …, aquella chica que le gustaba… y me bombardeaba con información. Sabes éste también lo es, mira que tío más bueno, sabes el cura que da religión también. En unos días ya estaba todo asumido y mi relación con él no cambió. Bueno en algunas cosas sí, como aquella vez que le hice ir al lavabo cuando entraba el chico que me gustaba, para que me dijera cómo la tenía y yo esperando fuera. ¿Qué, cómo la tiene? No he podido mirar me daba vergüenza que se diese cuenta. Sólo he visto negro. Joe to negro, to negro, le decía yo. Con los años acabo saliendo con un joven maestro que vivía solo. Yo era su coartada para su madre. Me iba con él a Barcelona, los tres tomábamos un café, jugábamos al Scrable y me iba a dar vueltas por la ciudad, hasta que nos volvíamos a encontrar para coger el tren. La madre se enteró por una vecina que le había visto con un chico y se trastornó. Su apacible vida en casa, pasó a ser un infierno. A mi su madre me trataba de maravilla. Ayy si la Jairaki te quisiera como novio, con lo guapa y maja que es… En una carta que escribió a un amigo M. le decía que le estaba ayudando mucho, que era como su hermana que no tuvo nunca y su madre interceptó la carta. Entonces su actitud también cambió conmigo. Le hacía auténticas perrerías. Hasta que decidieron que le tenían que alejarle de las malas influencias y se fueron a Valencia, llevándose a su hijo con ellos.

Nuestra amistad continuó. Nos llamábamos y nos mandábamos fax desde nuestros trabajos (internet para la mayoría de mortales no existía). Me llamaba y cuándo estaba mal iba a pasar el fin de semana allí y animarle. Memorables aquellas salidas. Un día me llama llorando al trabajo. Estaba con un chico en Valencia y se había hecho una revisión y era seropositivo. Sus padres le habían echado de casa y no sabía qué hacer. Yo por aquel entonces salía con J y mi padres sabían toda la historia, incluso había pasado unas vacaciones de Semana Santa con todos nosotros en Tarragona. Llegué a mi casa, me preparé la bolsa y llamé a J. si me quería acompañar a Valencia perfecto, si no lo hacía cogería un autobús. Al salir él del trabajo cogimos el coche y nos fuimos hacia allí. Mi madre no quería que estuviera esperando en la calle y llamó a una hermana de mi padre que vivía allí y le explicó lo que pasaba. Ella ofreció su casa y su apoyo que de eso también sabe mucho. De momento ese fin de semana lo pasaríamos todos en su casa.

Cuando llegamos estaba en la calle. No se había atrevido a ir a casa de mi tía y los tres nos dirigimos hacia allí….