El viernes, después de ir al cementerio, acompañamos a mi madre al recital de poesía. Cuando le tocó su turno, yo estaba nerviosa y emocionada. Empezó a hablar, a presentar su escrito y a leer. Entonces se me puso la carne de gallina. Que maravilla que bien leía, que soltura, que entonación. La ovación de aplausos fue la más intensa de la tarde. Estuve superorgullosa de ella. Me emocioné. Después hubo un pica pica, en el que también estuvo la Dolce (con la lengua fuera de la pateada que se metió pero llegó a tiempo!). Mientras la veía hablar con el resto de participantes tuve la certeza de que mi padre la miraba embelesado y con lagrimillas de emoción en los ojos.
El día del aniversario pasó, menos triste de lo que me pensaba, menos amargo, con menos rabia, valorando una vez más lo que se tiene, prevaleciendo sobre lo que se ha perdido.
El lunes de nuevo una tormenta negra volvió a pasar sobre nuestras cabezas. El hermano de mi madre está ingresado y muy grave. La Sufumu hizo de chófer y se llevó a mi madre y a mi tía a Valladolid. Desde ese día están en el hospital durmiendo en una silla, a la espera de que abra los ojos, a la espera de que la pesadilla acabe, de que vuelva a salir el sol. Los médicos no dan esperanzas, pero tampoco la daban con mi madre. Luchar y no pensar en negativo. No perder la esperanza no es muy difícil cuando se tiene años de experiencia en ello.
Mañana seguramente nos reuniremos con ellas en el hospital. Al mismo tiempo, mi cuñado Q., las llamaba para decirles lo mismo. No serán las primeras navidades que pasamos en un hospital. Ahora sólo queda por resolver qué haremos con Luna, la perrilla inválida de la Norris.
No quería escribir en el blog, porque se supone que es un intento de alejarse de la tristeza, pero últimamente nos ha tomado un apego impresionante la muy petarda. Aunque sea a patadas la echaremos de nuestro lado.
Desde aquí a todos los que pasáis por estas líneas desearos de todo corazón que la tristeza esté bien lejos de vuestras vidas, que vuestros deseos se cumplan, que no dejéis de abrazar, de sonreír de expresar vuestro cariño a quienes queréis, ya los tengáis lejos o cerca.. que prevalezcan y pesen más las cosas buenas que os pasan que las menos buenas. De todo corazón que seáis muy muy felices y que siempre tengáis a vuestro lado, aunque sea a kilómetros de distancia, alguien con quien compartir vuestra felicidad.
Felices fiestas