jueves, mayo 26, 2005

Sobrepeso…

Ayer por la mañana bien prontito, caminaba con Lara por el paseo de Gracia, para hacernos unos análisis. Después de tres traveseras de subida, Lara se paró en secó y soltó: “Lo siento, estoy agotada, no puedo más, definitivamente me deshago de él”. Acto seguido miró su bolso y un container de basura... “Anda ya, exagerada…. Trae pacaaaa, que seguro que no es para tanto… ¡¡¡Joercio niña pero qué llevas dentro!!!!!

No pude esperar más tiempo. Al llegar al cruce con la Diagonal, me senté en un banco y pillé por banda a Lara y a su bolso y empecé a bucear en él… Un libro más gordo que el Quijote, una botella de colonia de cristal vacía, dos bolsas de pipas de por lo menos medio kilo cada una, un bote de cristal de desodorante vacío, las gafas de cerca (que no se las pone nunca), las gafas de sol, un monedero de ganchillo lleno de dinero, otro monedero de ganchillo vacío, otro monedero más, un crucigrama, toallitas desmaquillantes, cds, dvds, casi 50 billetes de tren y metro gastados…

A medida que iba destripando a aquel monstruo iba colocando en el regazo de Lara todas las cosas que sobraban allí. La montaña se iba haciendo más grande y ella no paraba de decir… “Oye que la gente se queda mirando…” ¡Cómo no iban a mirar! Si lo extraño es que no tiraran fotos. Calla Lara, vergüenza robar y matar. Venga esto ya lo puedes tirar y el libro lo llevas en la mano. Oye no tendrás una bolsa y no tirarlo así. Juas que mi bolso no es el tuyo… Total que al final como ella no se podía levantar sin volcar la montaña que tenía encima fui yo la que viajó a la papelera más cercana. A mi me encasquetó las pipas, el crucigrama y no recuerdo si alguna cosa más. Qué diferencia, qué alivio…

Al mediodía mientras comía con Sufumu, nos llamó. Después del parte del día de rigor le pregunté si había acabado de vaciar el bolso… ¡Sí claro y entonces para qué lo llevo! Lara, Lara,Lara, las llaves y el monedero y que no me entere yoooooo que engorda ni un gramo. Llaves y monedero.

En el viaje de regreso a casa en tren, los vagones ya vuelven a ir cargaditos de guiris gritones que repiten el nombre de las estaciones… próxima estación Ocata, propera estació…. y yo deseando llegar a la mía. Perdida iba en mis pensamientos, hasta que mis ojos se encontraron con el culo más respingón y elevado que hayan visto jamás. Su propietario era un chico delgado con el pelo rizado y no se le veía de los que se preocupan por su imagen y se colocan un calzonbrá para elevar las posaderas. Aquel culo no pegaba con el pelo descuidado, la camisa de cuadros y el pantalón de pinzas. Ese culo tenía vida propia. Hasta ganitas me dieron de colocar encima mi propio bolso que después de la transfusión que le hizo el de Lara empieza a pesar más de la cuenta. Será cuestión de que también vaya sacando los lápices de colores, los rotuladores, las manzanas…