martes, junio 08, 2004

En el andén...

Ay los trenes y metros y autobuses… pero no se queda ahí la cosa que los andenes dan para mucho. Estación de Arco de Triunfo (Barcelona). Después de una agotadora (bueno vale no tanto) jornada laboral, sentadita en el banco con mi hermana y esperando.

A mi lado derecho, mi sister. A mi lado izquierdo, una mujer de edad indeterminada (tanto podría tener 28 como 36), pelo cortito, peso potente (no sé qué categoría viene después de peso mosca) y por la banda entra en juego un señor con una bolsa grande a sus espaldas. Desafortunadamente (y sin querer creí yo) roza con la bolsa en el pie de la que se sienta a mi siniestra. Se gira como para pedir disculpas y empiezan a salir culebras y rayos por la boca de la peso potente. Cabrónnnnnnn, joputaaaaaaaaaa…El hombre sigue su camino. Mi sister y yo nos miramos con ojos de plato ualaaaa nenaaa.

La chica se queja y se queja. Por sus alaridos parece que en lugar de un roce accidental, Butragueño ha lanzado un penalti con su pie como pelota. Mi hermana me decía con la mirada no te gires, no te gires. Demasiado tarde. La curiosidad ya se sabe. Mi mirada se encuentra con la lesionada y sopla y se queja y me pregunta que si por eso puede coger reuma (¡?!?) y en un monólogo empieza a despotricar contra el lanzador de penaltis, que le ha dado a posta, que en las ciudades la gente no tiene alma, que esto en un pueblo pequeño no pasa, y yo ya ya asintiendo. Porque claro me ha dolido mucho!!! Y entonces me pregunta: “¿Tú que hubieras hecho?” ale la pregunta del millón y le respondí que claro depende del día que me pille que si tengo un mal día pues igual reacciono como ella (mentiraaaaa) y este fue el grifo que abrío el pantano…

“Pues si tienes razón. Yo hoy he tenido un mal día. Además sabes hoy es el cumpleaños de mi madre que está en un geriátrico y precisamente la iba a ver ahora. Me iba a bajar en Torrebaró pero nada que me voy derecha a Vic y no la voy a ver. A ver si te crees tú que con cuarenta años (joe parecía más joven) tengo que aguantar que la hijaputa (palabras textuales) quiera más a las enfermeras que a mi. Porque hoy mi hermano la ha invitado a comer y yo he pasado de ir. Menuda humillación… las enfermeras… Pero ya te digo que no me extraña que su hermana, mi tía, no la quiera con ese carácter. La ciudad es una mierda. Lo que me ha pasado en un pueblo no pasa o por lo menos te piden disculpas…(pero qué disculpas le iba a pedir el pobre hombreeee, si estaba como una furia). Pues ahora me bajaré La Garriga y me tomaré un cortado y esperaré el tren de Vic. Lo hago muchas veces tomarme un cortadito y espero el otro tren…”

Yo iba asintiendo y contestando y dando mi punto de vista. Y veía a mi hermana de reojo con una extraña mueca entre esto no puede estar pasando y una mirada acusadora de … si tu ves dando palique que esta pilla nuestro tren. Así mi sister se levantó y me dijo venga que ya viene.

Le dije que a ver si no era nada lo del pie y me dijo que gracias que a ver que era si reuma o qué.

Lo segundo que me dijo mi hermana fue “jurl cuarenta años, no los aparenta!!!” y lo primero venga corre que todavía se monta en nuestro vagón.