Imma es bajita y muy delgada. Cuando salíamos de marcha en el grupo nunca bebía alcohol. No era por convicciones religiosas, ni restricciones de salud. Simplemente se conocía y a nada que bebía le sentaba fatal y optó por divertirse con sus zumos y sus locascolas.
Estábamos celebrando en el Instituto el cumple de Guada. En el césped ocultos tras un árbol, haciendo campana de francés. Insistimos, insistimos, insistimos y accedió a tomarse un poquito de cava para brindar. Vamos Inma que por una copita no pasa nada. ¡Qué no! Menudo pelotazo que pilló. Estábamos alucinando. En estas que pasó por delante el profe de francés. Calma Inma estate quieta unos segundos por favor que nos va a oír. Ella se levantó tambaleándose mientras gritó: “¿¿¿El de francés???...” con el brazo en alto. Éste giró su cabeza y se nos quedó mirando. Inma acabó su frase: “¡... que se vaya a la miiiieeeeeerdaaaaaaa!” (con tono de Fernando Fernán Gómez). El profe siguió andando y desapareció por la puerta.
La llevamos a su casa. Se bajó del coche y yo la arrastraba hacia su portal. Que no Inma por aquí. Ella se resistía y me señalaba otro portal. En estas Marcos me grita: “pero que haces pirada que no vive ahí, eso eso tú métela en otro portal” . Hasta que no entró en su casa no nos fuimos. Encima la pobre tenía visita de unos tíos que habían estado en Italia y les traían las fotos del viaje. Ella toda melocotón paseando por el salón con la bufanda del Barça, que le pilló a su hermano, y cantando el himno... "Totttt el caaampppp...". La bronca de su padre fue monumental, una vez que se habían ido los familiares pesados.
Al día siguiente en clase nos dijeron que qué le habíamos hecho al de francés. Sus palabras fueron: “Decid a los que están en el césped que ellos tendrán un examen especial”. Cuando nos lo contaron empezó la retahíla de insultos no reproducibles aquí. “Pa cagarla no nos presentamos” Pero burra de mi me presenté. Además del examen comentario del resto de la clase me puso tres hojas de preguntas gramaticales. Yo sudaba tinta, mi bolígrafo echaba humo y encima se paseaba por delante de mi mesa y me preguntaba que qué tal!!!!!! Yo volvía a mirar mis papeles y le echaba la maldición gitana en voz baja.
El día de los resultados me ve en el pasillo y me dice: "Ei muy bien, lo has hecho muy bien. Lástima que te faltó poco para aprobar, mira un 4,75 un poco más y apruebas". Grrrrrrr. Yo pensaba para mis adentros: oye mamonazo que yo no te mandé a la mierda, pero mira ya puestos te mando ahora a la mieeeerrdaaaaaaaaaa con acento en la í y en la é. Pero no se lo dije. Ni lo revisé.
No se puede generalizar. Existen profesores justos, que haberlos haylos. Me consta.