jueves, julio 15, 2004

Okupas...

El edificio donde trabajo tiene una terraza encima del ático. Con las obras que hemos estado haciendo últimamente necesitaron subir para mirar algo de un escape de agua. La llave que teníamos no abría. Hacía muchos años que nadie había subido allí. Cerrajero y la sorpresa que se llevaron al encontrarse con una ocupación en toda regla. No nos habíamos dado cuenta. Desde la terraza de otro edificio saltaban y por eso no había tráfico de okupas por la escalera, ni necesitaron forzar la puerta. Luego asociamos el símbolo de grafiti escrito en la portería desde no hace mucho con estos nuevos inquilinos. Una especie de señal para avisar a otros que el edificio está ocupado. Desalojo, supongo que pacífico porque ni nos enteramos, y se cambió la cerradura.

El becario informático -el joven, el real, el que se pone bermudas- ha avisado a Sufumu (la única que tiene la llave) de que mientras desayunaba en el comedor ha oído gritos de una señora que se ha quedado encerrada. Sufumu ha subido no sin antes avisarnos de que si en media hora no bajaba que la fuésemos a buscar. “Venga, mujer de Harrilson que tú puedes. Perdona que no te acompañe pero tengo una reunión con… con… conmigo misma”. Vale llamadme cobarde.

Ya ha bajado y el rescate ha sido del todo surrealista. La señora, que gritaba como una rata, cuándo Sufumu ha abierto la puerta, en lugar de darle las gracias, tirarse a besarle los pies y convertirse en la madrina de los futuros y posibles churumbeles de la Sufu va la bicharraca y pregunta: “¿Y tú quién eres? Sufu taba como indignadilla. He preguntado por su respuesta y me he reído un rato: “Pues quién voy a ser… tu rescatadora ¿y tú quién eres? Yo soy la de las fincas. “Si lo llego a pensar le digo que soy de la policía y que queda detenida…”. Hay que ver cómo está el patio que diga la terraza.